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- #243 - Cuando personalizar un email
#243 - Cuando personalizar un email
No siempre poner el nombre de tus lectores es una buena praxis.
👓 Tiempo de lectura: 1 minuto y pocos segundos
¿Me echaste de menos ayer?
Perdón, pero el proveedor que uso para enviar emails decidió ponerme en spam. Así, por la cara, después de 242 emails.
En fin. Al lío.
¿Cuántas veces recibes un email y empieza de la siguiente manera?
“Estimado, Ignacio”
“Hola, Nacho”
“Buenos días, picardías_69”
Debes tener cuidado con la personalización porque mucha gente se suscribe y se inventa el nombre.
Y otras muchas veces veo emails que encajan el nombre con calzador, de manera forzada y artificial.
La gente no es idiota y sabe que son automatizaciones.
Una cosa es que lo haga tu banco (sí, los que utilizan su imagen corporativa y sus colores en el email), que tiene tu nombre y datos reales, y otra es que lo hagas tú y que insistas en llamar a la gente por su nombre cada vez.
El libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, de Dale Carnegie, dice algo así como que escuchar nuestro propio nombre es una de las melodías más dulces.
Y ojo, eso es cierto, pero en un contexto adecuado. En una conversación física, por teléfono o en un email si el mensaje es realmente personalizado para una persona de la cual tienes la certeza de que ése es su nombre.
¿Pero para un random? No funciona así.
Entonces, ¿cuándo debes personalizar el envío con el nombre de la persona?
Cuando tengas la certeza absoluta de que se llama así. En caso contrario, evítalo.
Ejemplo:
“Hola, Ignacio.
Enhorabuena por YAMATO y por el trabajazo que estáis haciendo. Nosotros estamos creciendo como la espuma”
Ahí, ese Ignacio, está perfecto.
Nos leemos el lunes. Si nos dejan.